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lunes, 11 de noviembre de 2013

De los orígenes de Lomas del Mirador

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Iribarren, el tambero:
Primer vecino de Lomas del Mirador.


     Habiendo casi nulos datos sobre su persona, fue una gran fortuna poder habernos contactado con un nieto suyo, Don Armando Iribarren, vecino del barrio de Liniers, nacido el 13 de octubre de 1927, quien nos ha aportado interesantes datos de su memoria como nieto de Don Miguel Iribarren, a quien se le evoca como el primer vecino de Lomas del Mirador.

     Entrevistado telefónicamente por El recopilador en febrero de 2009, nos contó que a su abuelo se le conoció también por su apodo de “El vasco Iribarren” o lisa y llanamente por su otro apodo de “Paraguay”. Su ocupación era de tambero y lechero, ya que también realizaba reparto a domicilio.

     “- Mi abuelo descendía de vascos españoles y estaba casado con Marcelina Larraizán, de origen vasco francés. Él había sabido trabajar en el Tambo Grande, que quedaba detrás del Monte Dorrego, por el camino a Cañuelas, próximo a las vías del ferrocarril de Haedo a La Plata.


     Por el 1896 se vino a instalar, con dos hermanos, a un campo próximo 100 metros a lo que hoy es la Av. Gral. Paz y Emilio Castro y que entonces todo era un inmenso e interminable campo. Levantó su casa en lo que actualmente es la calle Liniers entre Paso y Quintana, y ahí tuvo “el tambo chico”.


     En 1908 decide vender unas hectáreas de su tierra, por lo que debió abrir calles para su loteo y que dio lugar a que naciese un pueblo sobre tierras de lomadas, y por fuera de esa tierra -del otro lado del Camino a Cañuelas- existía una casona que fuese casco de una estancia que se llamó “Santa Lucía” y en la cual había un “mirador” de tres pisos de alto y que la identificación de “las lomas” y el “mirador” fue el origen del nombre de Lomas del Mirador.
  
  Vendidas esas tierras él siguió viviendo allí por un tiempo más y luego se mudó con el tambo para el lado de lo que hoy es Av. San Martín, a la altura de Lisandro  de  la  Torre,  más  o  menos.  En  tanto en la casa de la calle Liniers hasta los años ’40  permanecieron viviendo dos mujeres, María y Dionisia.

     Pero Miguel también supo continuar con un reparto de leche que desde Mataderos, donde viviese por  Alberdi y Cafayate, desde ahí llegaba hasta el centro de Buenos Aires.

      En tanto sus otros tres hermanos, cada uno se hizo cargo de un reparto: Mariano por Mataderos, habitando por la calle Tellier; Fernando por Liniers, que vivió por Caaguazú y Larrazabal; y el último, Fermín, por Ciudadela, por la calle Nolting; Así el apellido Iribarren también fue conocido por todos esos lugares. También una rama de la familia quedó viviendo por Provincias Unidas y Larrea.

Yo, además de nieto de Miguel, soy primo de Carlos Carretero ( librería Carretero, Av. Juan M. de Rosas 575 ) emparentado a él a través de la familia Della Maddalena, y  también soy  primo  de  Roberto Tarditi, de la familia que en 1900 habitara “el mirador”. Y precisamente yo soy custodio de una reliquia “el cuchillo con el cual el primer Tarditi mataba las vacas” para vender la carne en su carnicería; Un legado que va pasando de una mano a otra en la familia y que un día deberé hacer pasar a otras manos que le cuiden.

Fuente oral: Armando Iribarren (nieto) – 2009
Fotografía cedida por Carlos Carretero.


La primera casa del barrio:
     Aquella vieja casa donde habitó Don Miguel Iribarren, que era un rancho de adobe y techo de paja, se mantuvo en pié por muchos años, mientras a su alrededor,   la   manzana   crecía   en   construcciones, quedando rodeada por un cinturón de ladrillos, cemento, huertas y jardines. Ocupó  lo  que  hoy  es  el número 928 de la calle Liniers, entre Paso y Quintana.

     En 1982, su nuevo dueño el Sr. Gerardo Alonso, tras reiterados pedidos a las autoridades municipales para que se declarase dicha casa como sitio histórico y/o museo, al no encontrar eco favorable, necesitado de modificar la propiedad donde instaló una industria gráfica, con mucha rabia y dolor, debió demoler la vieja construcción y para que al menos no se perdiera el testimonio de tan histórico sitio, don Gerardo Alonso y el periodista José Meren, colocan en un ángulo del frente una placa de bronce que mantiene viva la raíz y la memoria del lugar.

- Fuente oral: Gerardo Alonso y Marcelino Blanco.


Don Carmelo F. De Lucca: El primer comprador que tuvo El Vasco.

     Llegó al país como inmigrante italiano en el año 1908, yendo a vivir a Ciudadela Norte, a casa de un hermano que ya estaba aquí, en época cuando aún Ciudadela no existía como tal y debía caminarse varias cuadras para llegar a la estación de Liniers para tomar el tren.
     A los pocos días de estar, se levanta una mañana que había llovido y mete el pie en el agua a causa del arroyo Maldonado que  se   desbordaba.  Y   como  su hermano le decía, “bueno vos junta y comprá un terreno al lado mío”. Pero él, como venía de Nápole, donde el volcán  vuelta a vuelta le movía la tierra, dice, “ahora me vengo  acá  y  me  viene  a  buscar  el  agua…?  Y no  le gustó el lugar.
    Entonces,  un   paisano   que   había   viajado con él había  agarrado   una   changuita   para  abrir  las  calles  para  el remate en Lomas del Mirador  -tenía un par de bueyes y una pala de buey y con ello hacía ese tipo  de trabajo-.  Y  un día,  caminando  juntos hacia la estación de Liniers le  dice:  “Mirá Carmelo, venite con-migo el  domingo  y  yo te voy a mostrar un remate que están  por  hacer en una loma donde yo estoy trabajan-do abriendo las calles”.

     Y entonces se ponen de acuerdo y ese domingo se vienen desde la estación Liniers, donde alquilaron un coche tirado a caballo y  llegan hasta Mosconi, -que así se llama hoy-  y Gral. Paz.  Ahí, este paisano amigo de él lo lleva al tambo de los Iribarren, que es donde el dejaba los bueyes con los que trabajaba y le presenta al Vasco Iribarren, quien se hace muy amigo con mi abuelo. Entonces este hombre que estaba abriendo la calle, parece que parte de su trabajo lo cobraba con algún lotecito, le dice: “Mira, yo te hago comprar acá….”  Y entonces mi abuelo hace allí la reserva del lote convirtiéndose en el primer comprador previo al loteo del 4 de abril de 1909.

     Y este Iribarren, tenía una edificación que él alcanzo a conocer, en la calle Liniers, justo detrás de la casa de mi abuelo, -que compró sobre la calle Venancio Flores-  y El Vasco le cede una de esas habitaciones para que el abuelo ponga las cosas y pueda empezar a trabajar. Acopiaba los materiales y durante el año 1909 empieza a edificar una pieza, y a principios del diez se muda.

- Fuente oral: Nelson de Lucca –nieto- (Entrevistado por Martín Biaggini para la película documental, de su dirección “Lomas del Mirador, un siglo de su historia” (2009)


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