-VILLA REBASA es un barrio cuya mitad ocupa la parte Sur de la ciudad de Ramos Mejía, y la otra mitad ocupa la parte Norte de la ciudad de Lomas del Mirador.
Límites: Norte, la calle Emilio Mitre; Sur, la Av. Gral. Enrique Mosconi.- Entre la Av. Díaz Vélez y colectora Gral. Paz, por el Este; Y la Av. San Martín al Oeste.-
Su parte media, de Este a Oeste, está cruzada por la Av. Eva Perón (ex- Iparraguirre), la cual es el límite entre ambas ciudades.
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VILLA REBASA Y SU GENTE
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Entrevista realizada por Francisco Álvarez (El Recopilador)
en el año 2003, a Doña DELIA TROILO, vecina de la calle Colón
entre Emilio Mitre y Pellegrini (frente a la Escuela 20).-
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---Yo nací ahí, sobre la Calle Ancha, -que hoy es la Av. Díaz Vélez- casi la esquina de Nolting, donde estaba el
Almacén de Temprana, -eso es
Ciudadela, que por entonces solo tenía 13 años de fundada- y nací el 4 de junio de 1923,
unos meses apenas de nacido este barrio Villa Rebasa.
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Mis padres eran italianos. Mi papá se
vino de jovencito y mi mamá quedó de chiquilina allá. Mi papá se vino escapando
de la Primera Guerra Mundial y un matrimonio que venía de allá se hizo cargo de
él, porque solo tenía 17 años.
Los hermanos de mi mamá ya estaban acá, y
mi mamá, en Italia tenía que hacer las tareas de los hombres de trabajar la
tierra, entonces resolvió venirse también a Argentina.
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Trabajó todo un año para juntarse el
dinero. Llegó al puerto de Bs. Aires, ya mayor de edad a los 23 años, un 25
de Mayo de 1921. Recuerdo que
contaba que, le llamó la atención que el puerto “fuera plano”, porque no era
como Génova, que hay montañas.
La esperaban los hermanos y la llevaron a
vivir a Castelar, donde vivía mi tío casado con una pampeana y con varios hijos
y mi otro tío trabajaba en una quinta junto a la estación y que además era resero, que llevaba los animales al matadero.
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La señora de este tío, tenía sus padres
viviendo en el edificio de la tradicional Confitería del Molino, frente al
Congreso, y mi mamá comenzó a trabajar con ellos como mucama –era “la tanita”- La quisieron poner en la
cocina, pero claro, ella no sabía cocinar como era el gusto de acá y la
pusieron a trabajar un poco en la cocina, para que vaya aprendiendo; y también un poco ayudar con los chicos, como
niñera. Lo único que no le gustaba era que,
la uniformaran con la “cofia” cuando tenían que salir de paseo y ella a
cargo de los chicos.
...Y en eso se encontró con mi papá, que ya se conocían de chicos y que
cuando él se vino, ella tenía 9 años –8
años de diferencia- se gustaron
enseguida, mis tíos aprobaron contentos y ellos se casaron.
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--Mi
primera escuela fue la 10 –Guido y 11 de Setiembre- que era una construcción vieja,
con un patio de ladrillos en el medio. Allí mi hermana tuvo un accidente, se
cayó al pozo ciego, y por suerte pudieron llegar los bomberos y la sacaron.
Yo solo hice ahí el primero inferior. -en 1928- Como nací
el 4 de junio, mi mamá me inscribió en el colegio con 5 años y medio, pero como
además yo ya sabía leer y escribir, porque me enseñaba una muchacha que ayudaba
a mi mamá, al año siguiente me pasaron directo a 2º grado, con 6 años y medio.
Mas, como unas chicas, de la calle Nolting, iban a una escuela de Flores, -que iban en tren- entonces mi papá me dijo, “nosotros podemos
mandarte allá, si total no pagamos nada” y en el tren tenía pase. Aquella
escuela estaba en Caracas y Rivadavia.
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--Todo esto era el Monte
Rebasa y donde está la Escuela 20, la vereda de Colón frente a mi
casa, era propiedad de Cabana.
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Pero la tierra de Rebasa también seguía
en Ciudadela, del otro lado de la Díaz Vélez, porque mi papá le compró el
terreno a Rebasa en Independencia 541 (a media cuadra de Nolting y Díaz Vélez). Ahí estaba la quinta
de los Iris y hacia la esquina estaba el Dr. Rebasa y ahí le
compró, y comprando el terreno le regalaban 10.000 ladrillos; y
comprando tres lotes, le regalaba uno, lo que ayudaba a poblar y a
valorizar el resto de la tierra que debía salir a la venta.
Nuestro terreno tenía 10 varas de frente
(8,35 m.) x 45 m. de fondo. Y allí papá
había hecho quinta y frutales. Y adelante, en el jardín, un hermoso
parral (los tanos aprovechan toda la
tierra y el aire también) y naranjos de
un lado y mandarinas del otro, y en el centro el rosal. Y el sostén del parral
hecho con hierro forjado –cosas de antes- ... ¡Y con unas uvas! Casi todos
tenían uvas chinches, pero papá no, tenía una uvas blancas, transparentes!
Y
teníamos gallinas, granadas, nísperos, ciruelos. Y yo me enojaba y le decía a
mi mamá: “Pasa el hombre vendiendo y Uds. nunca compran”; y mamá me decía "Y para qué vas a comprar si aquí en casa tenemos de todo, ¿vos pasas hambre? ¡No!...
(lo que pasaba es que yo quería fruta comprada...!). Con esos 10.000 ladrillos
mi papá hizo la pieza, la cocina y el bañito al fondo, como era antes.
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--Yo estudié hasta 6º grado, que con eso se
le abrían a uno las puertas de todo. Entonces yo dibujaba muy bien y me gané una
beca y me mandaban al Museo de Bellas Artes.
Por entonces, la moda y la sociedad imponían ciertas reglas en el buen
vestir: entonces yo iba de sombrerito, pero las demás iban todas de guantes y
carterita, y mi papá no me los podía comprar, y yo me la pasaba llorando,
porque nunca faltaba una que te criticara, “¿Vos siempre venís con lo mismo,
no tenés otra cosa?”
Un día de examen me pasé llorando y ya no quise ir más. Y a mí se me antojaba dibujo y piano, dos
cosas que no se podían costear.
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--María Luccini fue la Directora nueva de la
Escuela 20, cuando esta inauguró su edificio nuevo. La hermana trabajaba con nosotras en la
Municipalidad y el hermano trabajaba en el Parque Avellaneda y nosotros
cultivamos una amistad con ellos.
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Esta calle Colón, en la esquina de Emilio Mitre, estaba
cerrada por un alambrado, por lo que era como que la calle no existía, y mi
marido lo quitó un 9 de julio de 1950, y sobre esta vereda que enfrenta la
escuela, existía un ombú inmenso que ocupaba gran parte de la calle, por
la que un auto no podía pasar, los carros si, porque maniobraban por un costado
y pasaban. Si habrán jugado a la bolita los chicos a su sombra.
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--En Colón entre
Roca y Pellegrini, estaba la Fábrica de cohetes de los Grasso, y
para las fiestas nos regalaban las bengalitas. Pero en 1944 fue la gran
explosión de la fábrica. Yo estaba
tendiendo ropa y se me escapó de la mano, y mi suegro que estaba sentado
desbrotando las plantas se cayó para atrás, pobre. ¡Un susto nos pegamos! ¡Estábamos a menos de
una cuadra! Se les murió un hijo, Francisco.
Después hubo otras veces pequeños incendios. Yo dejé de verlos porque mi
mamá no quería que fuese más a esa casa, por miedo.
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--Donde está la Iglesia del Monte Carmelo era tierra de Torelli. Antes hubo vivero, vendieron una parte, otra parte se le dio a la iglesia -los dueños viejos- luego vino a trabajar Torelli, quien antes vivía donde está la ex–textil San Marcos, (Gral. Acha entre Colón, Alfredo Palacios y 11 de Setiembre). Hasta que yo tenía 10 u 11 años, ahí había un vivero (1934 / 35), y entonces Chigliassi compró y levantó la fábrica “San Marcos”, que en principios la construcción era de chapa.
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--Donde está la Iglesia del Monte Carmelo era tierra de Torelli. Antes hubo vivero, vendieron una parte, otra parte se le dio a la iglesia -los dueños viejos- luego vino a trabajar Torelli, quien antes vivía donde está la ex–textil San Marcos, (Gral. Acha entre Colón, Alfredo Palacios y 11 de Setiembre). Hasta que yo tenía 10 u 11 años, ahí había un vivero (1934 / 35), y entonces Chigliassi compró y levantó la fábrica “San Marcos”, que en principios la construcción era de chapa.
Chigliassi, no vivía acá, tenía un
chalet inmenso al costado del Hospital de Haedo, del “Güemes”, y si le íbamos a
pedir colaboración para ayudar a las escuelas, siempre nos daba.
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Cuando mis padres se casaron en 1922, fueron a vivir a Díaz Vélez
casi Nolting, a la casa que era de papá y una hermana, la que finalmente se
volvió Italia para quedarse allí. Entonces papá utilizó la pieza que quedó
vacía, alquilándola a una señora que tenía dos hijos, que después se instalaron
en el vivero donde luego se edificó la Textil “San Marco” y a
quienes mi mamá iba siempre a visitar, y eran los Torelli, que después
se vinieron a Emilio Mitre entre Colón y Amte. Brown, y que donaron
parte de esta tierra para la construcción de la vieja iglesia de madera y
chapa, y que dejó paso a la actual Parroquia Nuestra Sra. del Monte Carmelo.
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--Luego que se hizo la “San Marco”, al
lado se levantó la fabrica “Mitre”, sobre la calle Colón. “Mitre” era
tejeduría y “San Marco” hacía ropa sport y deportiva, batones, blusas.
En la “Mitre” trabajaron mi hermano y mi cuñada. Casi todas
las mujeres de por acá trabajaron el la “Mitre”, que pagaba bien. Luego la
“Mitre” cerró y por 1998/ 99 cerró “San Marco”. (Actualmente
hay algo trabajando en la Mitre, pero no se de que se trata).
Mi marido hace 47 años que murió y yo hice pareja 15 años más tarde, con
un vecino de la Mitre, y por él sabía que seguía una fábrica de máquinas
en el lugar.
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--Yo trabajé mucho en costura, pero en casa, ir
a trabajar afuera no me dejaban, decían que la mujer tenía que quedarse en la
casa.
Con lo que cocía, luego me tomaba el tranvía 2 en Liniers y me
iba a entregar. En días de pago me tomaba el tranvía 1 hasta Primera
Junta y me tomaba el subte, por 15 centavos, y me iba “de taquito, con
la carterita”, a mirar vidrieras... Claro, yo trabajaba para mí y me pagaban
bien. Y siempre me guardé la libreta de trabajo y mi papá me decía, para qué lo
hacía?... Y por guardar esa libreta fue que me sirvió para jubilarme!
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Yo cocía para la afamada Casa Harrods y también para una casa
mayorista, y de ahí que yo guardara aquella libreta. Luego, cuando enviudé y
más tarde trabajé en la Municipalidad de La Matanza, ya tenía 32 años y pensé que jamás me
jubilaría. Y en época de militares me enteré que con 15 años de servicio y 55
de edad una se podía jubilar, y las constancias de aquella libreta me ayudaron
a jubilar. Había entonces muy mal clima, era 1978, y teníamos
compañeros desaparecidos y no podíamos ni mencionarlos. Lo teníamos prohibido.
Nunca creí que viviría así, tantas cosas
tan malas. Tuve ese empleo gracias a mi primer marido, Oscar Troilo,
a quien conocí en un pic-nic de “Mitre”.
Nos casamos y tuvimos dos hijos y cuando ellos tenían, Susana 11 años y Aníbal
5 y medio, Oscar fallece del corazón en febrero de 1956, y
gracias a que tenía los chicos pude entrar a cubrir su vacante en la
municipalidad.
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RECUERDOS
DE MAS DE MEDIO SIGLO:
--LOS COCHECITOS tirados por caballos
venían por la mañana con las maestras.
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--LAS CHATAS DE LAS
VERDURAS, pasaban
casi a la noche con los perros que iban bajo los carros, al lado del farol.
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--LOS GRANDES ARREOS DE VACAS, incesantes pasaban
por la Av. Díaz Vélez hacia los Mataderos.
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--MANIOBRAS
MILITARES, se hacían en este sector que era la quinta de Rebasa, y venían los soldados del Cuartel de
Ciudadela. Entonces
corríamos todas a lavarnos la cara y peinarnos, para
estar lindas
–éramos pibitas apenas, nada más-
Aquellos soldaditos venían por la calle Granaderos, cruzaban el paso a
nivel y seguían por Independencia, calle que se asfaltó en 1931, cuando yo tomé mi
primera comunión. Muchas calles de Ciudadela se asfaltaron ese año.
--EMILIO MITRE, era angosta, porque la mitad de la calle la ocupaba la quinta de verdura, igual que Larrea. Ambas calles tenían una vereda sola, porque la otra la ocupaba la quinta. Pegado
al alambrado había un caminito que iba marcando la gente con su paso.
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--LA QUINTA DE REBASA
llegaba
de Larrea hasta Díaz
Vélez,
porque otras tierras, que habían sido de él,
ya las había vendido, y seguía vendiendo, y por el otro lado la quinta de Rebasa llegaba hasta Iparraguirre, actual Eva
Perón. Pero, desde que yo recuerdo ya Rebasa
no vivía más acá.
Y ellos “eran una quinta elegante”, no cultivaban. Quienes lo hacían
serían puesteros o le habrían comprado antes la tierra.
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--QUINTA LA MARIETA, estaba por la calle
Almte. Brown y que es donde
estaba la “olla popular”, a la que mucha gente
iba a buscar la comida con la ollita, y los hombres
llevando el pan envuelto en un
generito. (1940/ 43).
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--ESTO ERA ATRASO hasta que llegó el
asfalto. Al llegar la tardecita ni ganas que daban de cambiarse, ni salir a la
puerta de la quinta. Era terrible, lo único era una casa al frente, nada más,
otra al llegar a la esquina y después a la vuelta por esta vereda, la fábrica de mosaicos, por Emilio Mitre a mitad de cuadra, y
otra casita por allá y nada más ¡Solo campo, nada más! –hace de esto 60 años-,
y se hacían “casa chorizo”, una piecita al lado
de otra, y de otra, después la cocina, eso era horrible.
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--EL PROGRESO ESTABA
JUNTO AL TREN
así decía mi papá y tenía razón, por eso había comprado a 5 cuadras de la estación de Ciudadela. Pero al casarme, me
tuve que venir con mi marido a vivir aquí, a la quinta de mis suegros. Yo que
nunca quise ni pensar en “la loma” y bueno, me tuve que
venir para acá.
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--PROGRESO “A
MEDIAS”, al
abrirse las calles tuvieron que cortarse las quintas y vino
el progreso.
Pero Larrea fue la peor, porque el asfalto le
llegó solo la mitad de calzada, porque la otra parte, entre Julio A. Roca y Emilio Mitre el quintero no la
cedía.
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--LA AVENIDA EMILIO
MITRE, debió haberla sido, y hasta tenía planificada una
rambla en el centro,
pero la gente prefirió veredas anchas para pagar menos material de pavimento.
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--LA AVENIDA
IPARRAGUIRRE
también debía tener rambla, pero como lo hizo
Vialidad, los vecinos no pagaron su costo. Pero tampoco le hicieron la rambla.
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(*) El pavimento de
la Av.
Iparraguirre lo hizo Vialidad, a
principios de los años ’60, por
gestión del entonces Gobernador Oscar Allende (Presidencia de Arturo Frondizi) ante el reclamo de los
vecinos. Debió haberse pavimentado por los años ’40 y la Municipalidad habría distraído el dinero, y cada vez que los vecinos iban a reclamar recibían por
respuesta “que ya figuraba asfaltada”. (El dinero íntegro
para el pavimento -$ 200.000- lo había
donado la Viuda de Iparraguirre y
registrado su depósito en el Banco Provincia, en Morón) --(Relatado
por el vecino Rosario Ricciardello en entrevista de 1998, para el periódico El
Recopilador).-
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--EL CINE BROWN: Yo era soltera,
tendría 20 años, (1943) y en Almte Brown, casi esquina Acha, estaba este
humilde cine al que solo fui dos veces, porque era tanto el lío que se hacía
ahí adentro, que se tiraban desde maníes hasta todo lo que se pueda imaginar,
que no se podía ir. Allí hacían los festivales los del Club Mitre. En un festival boxeo, peleó un
muchacho de acá a la vuelta, y de la primera trompada le sacaron la parte del
hombro de la musculosa, que me impresionó tanto que no fui nunca más. A propósito,
el boxeador Angel Firpo tenía tierra por acá, por San Martín y
O’Higgins más o menos.
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--HORNOS DE
LADRILLOS: La
calle O’Higgins tiene ese quiebre en
Almte. Brown debido al lugar que
ocupaban los hornos que existieron allí. Mi papá decía que había que escapar a
los campos donde hubo hornos de ladrillo porque usaban toda la tierra negra y
dejaban la peor tierra, la roja, donde no se podía sembrar, una tierra pobre y
mala.
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--MUJERES OPRIMIDAS: La primera vez que
usé maquillaje fue el día que me casé, 5 de
febrero de 1944.
Era un sábado y entonces los casamientos eran
los sábados en Civil e Iglesia, el mismo día. Estábamos en el patio
de casa y quien iba a ser mi marido le dice a mi cuñada, “¿Quién esa mujer que
está en el patio, saludando a uno y a otro, con ese sombrero... no la conozco y
para mí, que soy el novio ni un saludo?”
–Y era yo. ¡El nunca me había visto maquillada, ni así arreglada!
El Registro Civil estaba del otro lado
de Ciudadela, en Maldonado, donde ahora debajo va el arroyo.
Yo me casé el 5 de febrero, a los 21 años
y mi hija nació el 26 de diciembre, justito a los 10 meses y medio, y... ¡Cómo era la gente de perversa! ¡Me estaban contando los meses y los días, a
ver si yo no me había casado ya embarazada! En eso a la gente le gustaba hacer
pasar vergüenza a las mujeres... y lo hacían las
mismas mujeres!
¡Qué estupidez! ¡Qué injusto! Y mucho
más, porque como mujeres, de sexo, ninguna entonces sabíamos nada de nada.
Pero además el día que me casé, en la
mesa me pasó otra cosa más: Delante de todos los invitados, y yo ya casada por civil, mi mamá me pregunta por una mujer
que no se sentó a comer, y me dice “-¿Qué pasa que no
viene fulana a la mesa?” Y le respondo, “Está descompuesta,
parece que está embarazada, dice que está embarazada otra vez”, y mi mamá me dio una
cachetada!!! Y dijo: “-¡¡¡Una hija mía no dice esas cosas!!!” Y nadie le dijo “ni
así” eh, solo mi papá le dijo “¡-María...!” y nada más.---
--Nota: Es historia oral, que refleja la
evolución de una época, entre las décadas de 1920 al 2000. Campo convirtiéndose
en ciudad. Cultura y prejuicios. La moral de la mujer cuestionada por mujeres.
Historia de vida y de barrio… contada por una protagonista y testigo del lugar
que ya no está entre nosotros, pero nos pudo dejar este, su valioso testimonio.
ER.-
ER.-
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