Perteneciente a la ciudad de Lomas del Mirador
Partido de La Matanza, Provincia de Buenos Aires.
Sus límites: Av. San Martín / Av. Gral. Mosconi / Plaza del Cañón / Formosa / Nazca / Av. San Martín-
Recopilado como Historia Oral
Entrevistado: Don Bernardo Grosberg, (edad 85 años) vecino fundacional. Le relata a Francisco Álvarez en enero de 2004.
Corría el año 1947, cuando llegué a La Loma por primera vez, a raíz que don Luis Gurevich nos ofreció vendernos con facilidades su fábrica de pinceles y cerdas de chancho que estaba en Provincias Unidas 1298, esquina Cerrito. Aquella avenida estaba entonces pavimentada con adoquines y bordeada por zanjas, al igual que así estaba también la Av. San Martín.
Como nosotros vivíamos en la ciudad de Buenos Aires en el barrio de La Paternal, veníamos con el colectivo 63 hasta Juan B. Alberdi y Murguiondo y allí tomábamos el colectivo línea 2 que nos dejaba en Prov. Unidas y San Martín (ese colectivo 2 se convirtió en el 162, y que en el 2003 dejó de funcionar definitivamente), y a la hora de almorzar lo hacíamos en “La mal pensada”, que era un bodegón que estaba en Provincias Unidas y la Av. Gral. Paz .
Entonces lo que conocemos como el Monte Dorrego estaba rodeado de eucaliptus y adentro había un edificio taller, donde habían algunos menores internados y algunas máquinas primitivas con las que fabricaban escobas.
Algunos boxeadores, campeones argentinos de la época se entrenaban por aquí, entre ellos recuerdo a Merentino, Calichio y al zurdo Lause.
Sobre la Av. San Martín y Melo había una industria, “La Fluorhidica”, que producían elementos que adquirían las Fuerzas Armadas para elaborar la pólvora. Y quemaban gases que quemaban árboles, plantas, verduras y afectaban de modo directo la salud de los pobladores de una amplia zona, consiguiendo felizmente que, a raíz de las protestas de los vecinos trasladasen su actividad a Boulogne.
Luego, en 1949 conocí a “VILLA MONTE DORREGO”, espacio que va de Provincias Unidas hasta Mosconi (antes Ugarteche), y de Av. San Martín hasta Formosa.
Cuando estaba aquella industria “La Fluorhídica”, a través de ella se había planificado construir cien chalecitos en cinco manzanas que abarcaban la Av. San Martín, Juramento, Cerrito, Moreno y Nazca, sobre terrenos de 10,40 x 30 mts. El sereno era un abuelo de cabello canoso que le llamaban don Juan, y con él estaban su esposa, su hija y nietos. Su yerno era el pintor de la obra, y el Capataz era don Carlos Banchero.
Las primeras casas se terminaron sobre la calle Juramento. (No se por qué, pero dejaban lotes vacíos) A mi me dieron el primer chalecito.
El agua la recibíamos de un tanque levantado sobre la calle Palmar, antes de llegar a Moreno, con una capacidad de 50.000 litros. Se abastecía con una bomba en forma cilíndrica de 1,20 m. y 20 cm. de diámetro, colocada a 60 metros de profundidad.
Para cocinar utilizábamos cocinas a gas de kerosene, que tenían un sistema donde primero se precalentaba encendiendo alcohol de quemar por debajo de un caño que se llamaba “gasificador”, y cuando éste estaba bien caliente, se le daba presión, bombeando a mano (como un inflador de bicicleta), a un tanque lleno de 3 ó 5 litros de kerosén. Este combustible líquido entraba a presión al gasificador, que con el calor convertía en gas, con el cual se alimentaba a 4 mecheros y el horno. Pero, como la presión no era muy constante y el kerosén a veces solía venir “bautizado” (adulterado con agua), no siempre la comida salía bien ni sabía tener buen gusto.
Desde mi casa veía libremente hasta la laguna del Ateneo Don Bosco, que estaba como a 15 cuadras hacia el norte -era todo campo- Y desde la Av. San Martín hacia San Justo, se veía hasta “las vías” del ferrocarril de Haedo a La Plata –otras 15 cuadras también-
Aquello era todo potrero y algunas quintas. La primera que vio lo que sería nuestro refugio fue mi compañera, Marucha. Después trajimos a mi vieja y a mi suegra. Fue decepcionante... ¿Y si se enfermaban, dónde estaba la farmacia?, ¡A 15 cuadras! ¿Y el Hospital Salaberry? ¡En Mataderos! Espero que la camioneta me saque de algún apuro, pensé.
Para la comida no había problema, existían muchas quintas, y cerca. La leche la traía a casa una muchacha que montaba a caballo que, colgado de la cincha, portaba un tarro de 20 litros, le decíamos “La lecherita”.
Alcanzamos a ver varias carreras cuadreras, y las vacas y sus crías pastorearon por allí, ya por poco tiempo; porque todo se loteó rápidamente y comenzó a transformarse en la realidad de este barrio nuestro, que es “VILLA MONTE DORREGO”.
En muy pocos años transformamos aquella villa, levantamos nuestras viviendas, servicios, pavimentos totales, entidades sociales, escuelas, iglesia, bancos, cooperativas...
Pero hoy entramos en una meseta. Sí, es cierto ¿Cómo lo podemos explicar? Veamos: Cuando llegamos nosotros, (1947/ 49) prácticamente faltaba casi todo, y en nueve años se produjo entre los vecinos un despertar, de tal modo, que transformó el yermo en un vergel.
Los vecinos conformamos una comisión y compramos un terreno en Cerrito 2940, y notificamos a la gente del barrio que al próximo sábado habría cine para todos. (En la cuadra de Sambataro, había un señor que alquilaba las películas. El traía su pantalla, nosotros llevábamos los banquitos y el “sol de noche”.) La energía eléctrica la potenciábamos con un generador que nos facilitaba un mecánico y que utilizaba en su taller. Era hermano del ferretero Somoza, de la Av. San Martín.
Y así, casi todos fueron dueños de este sueño colectivo. Y la “Asociación Vecinal Villa Monte Dorrego”, nos fue cobijando a “casi” todos; y digo “casi”, porque siempre abunda gente desconfiada, que demoran en integrarse hasta que no ven las cosas hechas. Como también otros “idealistas”, que ven sus banderas en otras manos, flameando sin masificaciones, y que también se sienten molestos.
Desde los límites de nuestra sociedad, hasta Juramento, había un terreno que el dueño lo parceló para su venta. Yo compré un lote de 10 x 50 mts. En ese potrero se reunían los vecinos a cambiar impresiones. Así, a alguno se le ocurría hacer un asado, y maderas, fuego y carne y de todo se encargaba un pampeano, que era el padre de quien sería el primer presidente: Aristóbulo Borche. Después se hacían picados de fútbol. Hasta que aparecieron dos muchachos, uno era Trusso y el otro Maurelo, y que organizaron los partidos y demás desafíos, hasta que comenzamos a alambrar y a construir.
Junto a nuestra asociación se instaló la Industria TINIGAL, con cuatro lotes por Cerrito y dos por Juramento. Y nos vimos obligados a vivir socialmente dentro del club. Morante era administrativo en una fábrica de papel, y con esa capacidad aquí fue el secretario durante varios años. A través de sus cuñados, cantor uno de ellos –Ordóñez- y el otro productor, conocimos a Don Atahualpa Yupanqui, fue en la casa de Morante, y le devolvimos la visita en una churrasquería famosa de la calle Lavalle.
Con la familia de Atilano Suárez, nos contactamos con su cuñado, “Alberto Ocampo y sus Changos Violineros”, y detrás de este encuentro nació aquí la Peña Folklorica “El fogoncito de Dorrego” apadrinada por Margarita Palacios y Alberto Ocampo. Aquella comisión estuvo integrada por Ana de Suárez., Elena de Suárez, Singer de Grosberg, Elia de Morante, Haydée de Mosca, Ester de Revah, Julia de Zerrizuela, Benita de Sánchez, Nelly de Mónaco y Ester de Chantada. Junto a ellas colaboran sus maridos Morante, Mosca, Mónaco, Suarez y Groosberg, y la profesora de danzas Pilar Bochón. La dirección vocal y musical: Cecilia Zerrizuela, y toda su familia, que trajeron de su provincia la guitarra, el Bombo, los duendes y el alma.
Los carnavales también son parte de la historia de nuestra Villa: Papel picado, pomo, agua, torneos de bailes. El de tango, la milonga, y los valses criollos, estuvieron reservados por tres años consecutivos al matrimonio Espineiras. Vecinos de Moreno y Salala, tenía él la estampa del prototipo porteño.En algunas oportunidades se hizo presente Azucena Maizani “La Ñata Gaucha”, y que era amiga de “la Rubia Mireya”, dueña de la tienda de Cerrito y Mosconi.
En una de esas oportunidades, cuando entregábamos los premios, a la reina y sus princesas, La Maizani nos cantó un hermoso “Mano a mano”, y nuestro vecino Atilano Suárez, se animó a pedirle sacarla a bailar, y a los compases de “La morocha” quedo aquel momento para la eternidad, entre aquellas paredes sin reboque.
Cuando se quiere vivir con dignidad, se trabaja y entonces se progresa. Así al club le fue llegando, la cancha de bochas, dos mesas de ping-pong, el ajedrez... (¿Quién puede no recordar al carpintero Greco y a Roberto Fernández?)... Biblioteca, dominó, cartas. El Jardín de Infantes, con la maestra de la calle Perú, de nombre Estela, que cuando creció el número de inscriptos tuvo la colaboración de una amiga, de Pringles, que estudiaba psicología.
Tuvimos el apoyo de los Doctores Jorge Yolís, Oscar Cafissi, Bernardo Scharoni; Delia Cha, Bernabé Gerchinoren, Juan Berger, Armando Susmano. La Farmacia Marcolín. Chola y Luis Yarmeloski, de la Farmacia Toraizer. En partos a Rosa de Covelli. Dentista Dr. Samuel Wasenstein. Escribanía Figueredo-Cipolla. Abogado Dr. Abel Benítez. El Maestro Mayor de Obras Don Oscar Boracchia, quien llegó a ser Decano de Arquitectura del partido de Morón.
Conformamos la Cooperativa de Pavimentos COIMOND, realizando 74 cuadras dentro de nuestra villa. El Boletín Informativo “NUESTRO BARRIO”, cuyo lema citaba: NUNCA OLVIDES QUE TU VECINO ES EL PARIENTE MAS CERCANO .
También hicimos nacer y crecer a la Cooperativa de Crédito Lomas del Mirador, y que llegó a tener dos filiales, una en San Justo y la otra en Villa Insuperable, y su Boletín Informativo. Una Cooperativa de 2do. Grado dentro de La Matanza (23-04-73). Comisión Coordinadora Cooperativa Interzonal de La Matanza.
Siempre surgen diferencias entre los hombres, pero las instituciones que nacen a la vida para cumplir con una necesidad, deben tener buenos Estatutos y Normas, para su eficaz desenvolvimiento, reconocidas oficialmente y controladas. Los vecinos que se hacen responsables están para cumplir un fin determinado y cuando son las familias que se integran todo es posible!
ZUPAN, la industria del papel corrugado y envases de cartón comenzó a desarrollar su actividad en Pringles y Mosconi, pero fue tan espectacular su desarrollo, que la colectividad eslovena, a través de sus empleados compraron las casas y terrenos que rodeaban la fuente de su actividad. Conocí por dentro a galpones suyos, de algunas hectáreas, cruzando el Camino de Cintura, cerca de “La Candela”, quinta que fue lugar de concentración de Boca Jrs. Por allí nuestro vecino Nicolás Cardarola tenía una quinta que nosotros bautizamos “La viruta”, y la puso a disposición de la Cooperativa de Crédito Lomas del Mirador.
Así, por aquí todos éramos uno: Dirigentes con empleados y sus familiares. Con el tiempo se formaron matrimonios y nuevas familias. También mi hija Mabel formó matrimonio con un empleado. Ahora se habla de solidaridad, pero se la practica muy poco. Hay excesos de punteros que quieren llegar a ser concejales. En las izquierdas no desaparecieron los idealistas, pero a las ideas hay que concretarlas, porque sino se convierten en utopías.
Como había dicho al principio, estamos hoy en una meseta. No se avanza, no se ven inquietudes y si se producen ahí van los palos a la rueda. El “clientelismo” es un mal que achata las ideas, y si no suma votos para alguien no parece necesario avanzar. Por el bien de todos, también tendrá que romperse con esto.
Cuando aquí existieron las grandes necesidades, la solidaridad, la fuerza en común y el empeño siempre estuvo presente. Hoy día, La Loma logró muchos adelantos, gracias al trabajo y sacrificio de aquella gente pionera. Pero, y aún habiendo todavía mucho para hacer, es como si se hubiera entrado en una meseta de lerdo transitar.
Cuando las familias pierden la unidad florece el ego, el individualismo se ubica en los primeros espacios, el corazón debe estar desorientado ¿Habrá perdido la brújula?
ZUPAN, la industria del papel corrugado y envases de cartón comenzó a desarrollar su actividad en Pringles y Mosconi, pero fue tan espectacular su desarrollo, que la colectividad eslovena, a través de sus empleados compraron las casas y terrenos que rodeaban la fuente de su actividad. Conocí por dentro a galpones suyos, de algunas hectáreas, cruzando el Camino de Cintura, cerca de “La Candela”, quinta que fue lugar de concentración de Boca Jrs. Por allí nuestro vecino Nicolás Cardarola tenía una quinta que nosotros bautizamos “La viruta”, y la puso a disposición de la Cooperativa de Crédito Lomas del Mirador.
Así, por aquí todos éramos uno: Dirigentes con empleados y sus familiares. Con el tiempo se formaron matrimonios y nuevas familias. También mi hija Mabel formó matrimonio con un empleado. Ahora se habla de solidaridad, pero se la practica muy poco. Hay excesos de punteros que quieren llegar a ser concejales. En las izquierdas no desaparecieron los idealistas, pero a las ideas hay que concretarlas, porque sino se convierten en utopías.
Como había dicho al principio, estamos hoy en una meseta. No se avanza, no se ven inquietudes y si se producen ahí van los palos a la rueda. El “clientelismo” es un mal que achata las ideas, y si no suma votos para alguien no parece necesario avanzar. Por el bien de todos, también tendrá que romperse con esto.
Cuando aquí existieron las grandes necesidades, la solidaridad, la fuerza en común y el empeño siempre estuvo presente. Hoy día, La Loma logró muchos adelantos, gracias al trabajo y sacrificio de aquella gente pionera. Pero, y aún habiendo todavía mucho para hacer, es como si se hubiera entrado en una meseta de lerdo transitar.
Cuando las familias pierden la unidad florece el ego, el individualismo se ubica en los primeros espacios, el corazón debe estar desorientado ¿Habrá perdido la brújula?
A nuestro barrio de Villa Monte Dorrego le llamaban “La península itálica”, porque la mayoría procedían o descendían de allí.
En Av. Mosconi al 1000 vivía la familia De La Vega. Cinco hijos varones y una mujer, los padres y los tíos –9 personas- Habían venido de Los Toldos. La abuela de los muchachos había sido portera de un colegio donde concurría una chica que con el tiempo sería conocida como Evita. El segundo de aquellos hermanos fue su compañero de aula por varios años. Fuimos vecinos durante 29 años. Eran peronistas, pero leían “La Prensa”...! Los editoriales me los leían y luego cambiábamos impresiones. Eran muy respetuosos y cuando yo salía a realizar mi corretaje siempre hubo un De La Vega que se quedaba a cuidar mi negocio.
En la sede de nuestra Cooperativa de Crédito (actual Banco Credicoop), Av. Juan M. de Rosas 1010, en siete (7) oportunidades, Oscar Panno, que fue Campeón Mundial Juvenil de Ajedrez y Miguel Najdorf, que fue Campeón Mundial de Partidas a Ciegas, estuvieron junto a nosotros realizando demostraciones de su capacidad. ¡Qué época! ¡Qué lujo!
En el presente visualizo a tres mujeres: María Rosa Crivelli, a ella la conocí en 1970, era profesora de dibujo y pintura y la invité a realizar certámenes en la Cooperativa de Crédito Lomas del Mirador y cumplió siempre –a las grandes de verdad se las reconoce por su sencillez-
Otra mujer en mi recuerdo es Gloria Giusti, ella colabora en una institución que se llama “Buscando familias para la adopción”. En nuestra filial andaban buscando “La mujer del año” y no la encontraban, y recordé que había pedido licencia porque el Estado le reconoció las condiciones humanas para entregarle en “adopción” la tenencia de cuatro hermanitos, todos juntos, bajo el mismo techo. ¡Qué corazón, Gloria! ¡Y late aquí, en Lomas del Mirador!
La tercera mujer es la Arquitecta María Susana Doti Jameson, siempre presente y bien dispuesta donde la gente bien intencionada de Lomas del Mirador deba ser apoyada y asistida en un proyecto.
Decíamos que hoy estamos como en una meseta. Otras épocas, otras costumbres, otras gentes. Sabemos que tenemos mucha gente joven con mucha capacidad, lamentablemente les debe estar faltando la debida motivación, pero si la descubren “¿Qué se puede? ¡Se puede!” ER