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martes, 21 de febrero de 2012

En La Matanza - Barrio Lomas del Millón

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Dr. Mario Pesaresi
Doctor en Medicina – especialista en Ginecología.
Mat. 04/0404203.


Fue el Dr, Carlos Ansinelli el que me ofreció venir aca, me dijo “hay que abrir una guardia en Ramos Mejía”. Nosotros éramos médicos residentes en un sanatorio del barrio porteño de Paternal. “Y bueno, vamos”, le dije, y armamos una guardia y empezamos a trabajar. Había un Dr. Artiges, me acuerdo, un Dr. Angulo, que hacía anestesia después. Y esto fue creciendo y creciendo y empezamos a trabajar mucho. También una chica muy agradable, Aurorita, que era dentista. Luego se inauguró el piso de arriba y empezamos directamente a hacer cirugías, y empezamos haciendo partos,

cesáreas y lo que se presentara, pero todo hacíamos y con una sencillez, con compañerismo y humildad…

--- La memoria del Dr. Mario Pesaresi inicia su viaje al pasado de la “Salita” del barrio de Lomas del Millón allá por el año 1964.

- No es mi historia, es la historia de un momento del país. Pertenecemos a una generación donde todos somos hijos de inmigrantes y veníamos con un mandato de “hacer, de crear”. Nuestros padres nos mandaban a hacer eso, y eso se veía acá, cada casa era una pequeña fabriquita de algo, de hacer bolas de fraile, de reparar zapatos, trabajar carpintería. En cada lugar había algo, y un proyecto, y vos veías los deseos de hacer cosas. Mucha gente con el sentido de bien común, de hacer algo; Se querían hacer cosas y se sentía la pertenencia de tu barrio, de la casa del vecino. Y había una solidaridad… y allí apareció don Jorge Cuccia, un hombre que se entregó con su vida a esto. No me acuerdo de todos los nombres, pero él creo esto con el aporte de todos. Y él creó esto, esta Salita de Auxilios, pero con muchas dificultades, con los bonitos de los socios, los no socios, con la vacunación… Y ahí aparecimos un grupo de médicos, también jóvenes con ganas de hacer cosas, y cosas bien echas, porque cuando alguno hacía algo mal hecho lo echábamos. Y así empezó esta historia, y luego fue creciendo en monto y en la importancia de lo que hacíamos. Y la historia no es la historia de uno, la historia se va fabricando con la gente. Yo en toda mi larga vida de médico tengo un lugar muy especial para esto…!

--- La emoción producida por los recuerdos anudan por momentos la garganta del querido médico de barrio. Vino aquí a cumplir sus 76 años, reside actualmente en España y no solo reside, también ejerce y lo sigue haciendo con la misma humildad con que como lo hacía aquí, con su mismo bajo perfil y su incondicional humanidad. Realizó este viaje para visitar a familiares, amigos… “y también quiso reencontrarse con antiguos pacientes del ramense barrio de Lomas del Millón”. La señora Susana Pérez, -amiga, y una de sus ex pacientes- domiciliada en 11 de Setiembre al 400, ideó reunir a un apreciable grupo de sus ex pacientes en la tarde del 16 de diciembre de 2011 en la Salita de Auxilio de la calle Larrea, entre 11 de setiembre y Acha. Brindándole una muy cálida recepción al médico y amigo de toda la vida, abundando los abrazos, los recuerdos, tales como “¿Se acuerda doctor cuando usted me atendió y trajo al mundo a mi hija? Bueno, ella es esta y que es mamá de esta niña que es mi nieta…”

Reencuentros, cumpleaños, torta, brindis, y más recuerdos del Dr. Mario, cuando su garganta se distendía…

-¿Te acordás Marito -el recuerdo de una vecina-, cuando los obreros no tenían dinero y vos de tu bolsillo traías un cirujano, como fue para cortarle la pierna a mi abuela y mi abuelo te decía Mario no puedo pagarlo, no tengo el dinero…? Así, las generaciones anteriores a mi mamá fueron tus primeras pacientes, y estas viejitas de hoy, con aterosclerosis y con otras nanas fueron entonces las primeras mamás a las que ayudaste a nacer a sus hijos.

La pierna rota de José Luis cuando su despedida de soltero, al otro día el doctor vino, lo entablilló, al otro día era pascua…

- Algunas señoras no podían pagarme, y la mamá de ella pobrecita, solo podía traerme tallarines una vez por año y me pagaba en especies…

- Cuando mi mamá a los 81 años quiso volver a su pueblo de Italia, le pedí al doctor le viese si estaba en condiciones para ir… -“Si –acota el doctor- Y cuando ella volvió de Italia, con una alegría, con una emoción me contaba de todo… ¿Sabe doctor? Nos esperaban con una banda para recibirnos!!!”

- El doctor no solo era el que solo nos revisaba y medicaba. Nos daba consejos sobre los chicos, el colegio, la vida. No era solo un doctor, era nuestro amigo, psicólogo, compañero, confesor. A veces atendía a alguien de la familia en casa ya de noche, y luego nos sentábamos en la cocina con un cafecito y ahí charlábamos de todo.

ER//: Ud. ahora está ejerciendo en España. ¿Qué diferencia encuentra entre el paciente argentino y el español?

-Te digo, los seres humanos son iguales en todos lados, pero ellos están carentes de todo esto que ahora está pasando entre nosotros. Allí la Seguridad Social es un número. Allí a un médico le dan sesenta pacientes para ver en dos horas, no tienen la mínima idea, ni le ven la cara; entonces, cuando realmente tu te sientas a escucharlos entonces ocurre exactamente como acá, entonces en vez de berenjenas me traen otras cosas, mariscos, je, je, je…! Lo que pasa es que, cada día más lo que más hay que rescatar es el afecto, porque este mundo cada día se esta volviendo más impersonal y la humanidad reclama de humanidad y no ser un numero más entre tantos.

Hoy la gente es más egoísta, menos solidaria y estamos en un momento muy difícil de la humanidad y así pasan las malas cosas que pasan.

La reunión se prolongó en infinitas anécdotas del viejo médico del barrio y de aquellos pacientes y hoy todos amigos. En la memoria revoloteando medio siglo de historia, de cuando el barrio aún tenía algunas mezclas de campo a este presente de cemento que cubre calles y terrenos.

Nos despedimos y la reunión aun siguió. Un homenaje al doctor, un abrazo al amigo, un feliz cumpleaños, un reencuentro. Esa magia que tiene un barrio y que uno encuentra tan solo con dar una vuelta alguna esquina.
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